Si el año 1950 resultaba nefasto
para la Guerrilla, al año 1951 podemos considerarlo, con algunos matices, como
el de su final.
Aunque quizás el número de
guerrilleros muertos en encuentros fue menor, la mayoría los que murieron en 1951,
eran de los más experimentados. Y todos ellos con varios años de permanencia en
la lucha. Además en este año, y ante la inminente derrota, aumentaron las
deserciones, y las incorporaciones fueron prácticamente inexistentes.
Por su parte las fuerzas del
Régimen, estaban cada vez más habituadas a este tipo de lucha, con un personal
más experimentado y conocedor de los apoyos de la Guerrilla en los pueblos.
Con esta perspectiva comenzaba este
nuevo año, que iba a finalizar con la cúpula guerrillera detenida y
encarcelada. En septiembre era detenido Roberto
y Paquillo en Madrid, a donde marcharon
con el objetivo de obtener la documentación necesaria, para la evacuación de
los guerrilleros que aún se mantenían activos.
En diciembre eran detenidos en
Málaga, Clemente, Felipe, Andrés, Ramón,
Tomás, Guillermo, Ignacio, Pascual, Sebastián, y Jaime. Es decir el Estado
Mayor, y los guerrilleros que en aquellos momentos constituían el llamado Grupo
de Enlace.
En la lucha aún permanecía, aunque
muy mermado, los restos del VII Batallón al mando Manuel Pérez Rubiño (a) Pablo. Este grupo de hombres se
encontraba desconectado del Estado Mayor, desde mediados de 1950. Y aunque
sufrieron numerosas bajas, aún se mantuvieron activos hasta junio de 1952, en
que sus seis últimos integrantes lograron alcanzar la frontera francesa, y con
ello la salvación.
17
de enero de 1951.
Encuentro
en el barranco Cordero.
En aquellos crudos días del mes de
enero, el grupo liderado por Antonio García Martín (a) Gaspar, había estado suministrando en uno de los cortijos próximos
a Frigiliana. Posteriormente habían llegado hasta el pinar de Alcóncar, y desde
allí se dirigieron hacia el cerro del Cisne. Su objetivo era llegar hasta el
barranco Sin Salida donde se encontraba Roberto.
Precisamente aquel día el teniente
de la Guardia Civil, jefe del segundo distrito del subsector, D. Rafael
Domínguez Susín, había dispuesto por aquella zona, un servicio de
reconocimiento y batida. Probablemente advertidos por los moradores del cortijo
donde los guerrilleros se habían abastecido.
A pesar de haber adoptado las
habituales medidas de seguridad, observando con los prismáticos la posible
presencia de la Guardia Civil, no era habitual que los guerrilleros a plena luz
del día, realizaran estos desplazamientos. El caso fue que fueron sorprendidos
en el barranco Cordero.
El grupo estaba constituido por ocho
miembros. Gaspar como jefe de grupo,
sargento Antonio Rojas Álvarez (a) Carlillos,
y como guerrilleros, Francisco Bonilla Arrebola (a) Jacinto, Ángel García Martín (a) Marcelo, Victoriano Sánchez Ramos (a) Isidro, José Pinilla Lara (a) Teodoro,
Blas Martín Vozmediano (a) Blas, y
Gerardo Molina Cárdenas (a) Claudio.
Pinar de Alcóncar. Al fondo el cerro Lucero
Cuando los guardias se percataron de
que la partida subía por el barranco en el que ellos estaban, se camuflaron
entre la vegetación y cuando se encontraban a corta distancia les hicieron
fuego. Gaspar, Carlillos, Marcelo, y Jacinto, lograron escapar
milagrosamente, aprovechando el accidentado terreno y su conocimiento del
mismo.
Blas resultaría muerto en el acto,
alcanzado por una ráfaga en la cabeza, y Gerardo
recibió un disparo en el glúteo, y según su compañero Isidro, posteriormente rematado. Mientras tanto Isidro y Teodoro eran capturados, rodeados por los guardias y sin
posibilidad de huir.
28
de enero de 1951.
Emboscada
en el cortijo de Prados del Zorro.
Era, aquella noche del 27 de enero
de 1951, una de las más crudas del invierno. La nieve y la ventisca azotaban a
los pueblos del interior granadino, lo que obligó a un grupo de guerrilleros pertenecientes
al VII Batallón a refugiarse en el cortijo Margarita, uno de las pequeñas
edificaciones situadas en los Prados del Zorro, paraje situado a algo más de un
kilómetro al sur de la localidad de Agrón, pero, según la causa judicial, en
término municipal de Arenas del Rey.
El grupo era liderado por Juan Ortiz
López (a) Valero, conocido en su
pueblo Escúzar, como “El Negro Chiscate”.
Este bravo guerrillero, se vio obligado
a incorporarse a las filas guerrilleras a comienzos del año 1948, cuando resultó
implicado en los sucesos de Ventas de Huelma.
Juan Ortiz había sido un guerrillero
que no se amilanaba con facilidad. Su valor hizo que Estado Mayor de la
Agrupación, depositase en él la confianza para nombrarle subjefe del Grupo de
Enlace en el año 1950, y posteriormente teniente de este grupo de hombres.
Le secundaba, como sargento del
grupo, otro de los más experimentados guerrilleros de Agrón, Antonio García
Romero (a) Bautista, conocido también
en su pueblo por Lorigao. Se había
enrolado en la Agrupación Guerrillera
el 13 de enero de 1947.
Tumba de los caídos en el encuentro.
El servicio de cerco fue dirigido
personalmente por el comandante del sector D. Antonio Díaz Carmona. Apoyado por
tres tenientes, dos de la
Guardia Civil y otro del Cuerpo de Regulares. El operativo
estaba compuesto por un total de 65 hombres, 18 de ellos correspondientes al
Tabor de Regulares de Larache, destacado por aquel entonces en las provincias
de Granada y Málaga. Entre estas fuerzas al menos tres contrapartidas de la
Guardia Civil, destacadas en los cortijos del Chato, Los Recaldes, y Garboso.
Para hacer méritos y mitigar su
condena, participó en el servicio como práctico del terreno, el desertor de la
guerrilla Manuel Martín Vargas (a) Felipillo.
23 de febrero de 1951.
Muerte
de los guerrilleros Lorenzo y Cruz.
La traición de uno de sus
colaboradores, en contacto con la Guardia Civil, provocó la muerte de estos dos
experimentados guerrilleros en la cueva de San Antonio, en el paraje conocido
como Los Campillos de Gorafe (Granada).
Como ya hemos descrito los días de
la Agrupación Guerrillera estaban llegando a su fin. Prácticamente disgregada
la organización, muchos de sus integrantes intentaron en solitario, o en
pequeños grupos, su supervivencia. Esto indujo a estos guerrilleros, que se
habían compenetrado muy bien desde que se conocieron, a buscar otros lugares
más seguros.
Así se desplazaron a las montañas
cercanas a Gorafe, localidad natal de Antonio Hernández García (a) Cruz. Se podría considerar que la zona
estaba menos “quemada”, por estar algo alejada, de los territorios donde
habitualmente operaba la Agrupación liderada por Roberto.
A principio de febrero de 1951,
ambos guerrilleros llegaron al cortijo Abad, del término de Fonelas (Granada).
Exigiendo al vecino del mismo, Antonio García Herrera, y a un hermano de éste
llamado Victoriano, la cantidad de 40.000 pesetas, dos jamones, varios
kilogramos de pan, y alguna prenda de vestir.
Este hecho puso a la Guardia Civil
en la pista de ambos fugitivos. Y tras algunas pesquisas, lograron contactar
con el mulero Antonio Martínez Alonso, que les había suministrado, en
diferentes ocasiones, en una cueva donde habitaba. Tras la coacción de la
Guardia Civil, accedió preparar la emboscada que originaría la muerte de los
dos guerrilleros.
15
de marzo de 1951
Deserción
de Vicente Martín Vozmediano (a) Vicente.
Sin duda uno de los hechos que
contribuyeron a la caída de la Agrupación Guerrillera, fue la presentación a la
Guardia Civil de Vicente Martín Vosmediano (a) Vicente.
La noche del 15 de marzo de 1951,
estando la partida en el lugar conocido como pinar del Alcóncar, Vicente partió en compañía de su
compañero Jacinto, con el pretexto de
enlazar con Roberto. En lugar de
ello, fue hasta Frigiliana y se
entregó a la Guardia Civil. Habiendo engañado y desarmado previamente a su compañero,
obligándole a hacer también su presentación.
Inmediatamente el capitán de la
Guardia Civil, jefe del subsector, con base en Torrox, D. Manuel Prieto López,
fue informado de la presentación de ambos guerrilleros. Y el astuto oficial,
que anteriormente había estado a las órdenes de Eulogio Limia en la comandancia
de Granada, era un experto en la lucha psicológica. Métodos que había aprendido
en su etapa granadina, a las órdenes del teniente coronel referido. Como
ejemplo, los panfletos distribuidos por la sierra, incitando a la deserción y a
la traición a los principales dirigentes de la Agrupación, con la promesa de
salvar la vida.
18
de marzo de 1951.
Encuentro
en el barranco del Conejo (Salar).
El grupo de Galindo había sido algo mermado, tanto por las deserciones como por
los encuentros con las fuerzas del Régimen. El 1 de febrero en un apostadero en
la sierra de Loja, en el lugar conocido como El Manantial, moriría Julián Cruz
Rodríguez (a) Patricio. El días 3 el
propio hermano del jefe guerrillero, José Ruiz Almirón (a) Nico 3, escaparía del grupo, cerca de la sierra de Gibalto,
haciendo su presentación a la Guardia Civil de Loja.
El resto de la partida, se
encontraba aquella mañana en el barranco del Conejo. Un total de seis miembros,
además del ya citado Francisco Ruiz Almirón, Miguel Moreno Ruiz (a) Cantueso, su lugarteniente y sargento
del grupo. Así como los guerrilleros Rafael Mellado Montes (a) Mena 2, Miguel Cruz Rodríguez (a) Esteban, Manuel Tejero Miranda (a) Antonio, y Miguel García Caballero (a) Vicente.
Aquel día, un par de horas antes del
suceso, transitaba por allí un vecino de Salar, al que ellos conocían con el
apodo de El Gordito. Estuvieron
conversando y fumando un cigarro con él, pero en lugar de retenerlo, como
hubiese sido lo lógico, lo dejaron marchar. Eso sí bajo amenaza de muerte si
los delataba.
Fueron alcanzados fatalmente
Francisco Ruiz Almirón (a) Galindo, y
Miguel Moreno Ruiz (a) Cantueso. El
resto del grupo logró aprovechar una brecha dejada por los guardias en el
cerco, y escaparon arroyo abajo, dejando abandonadas todas sus pertenencias.
Cortijo de Panes. Desde donde partieron los guardias.
Rafael Mellado Montes (a) Mena 2, Miguel Cruz Rodríguez (a) Esteban, y Manuel Tejero Miranda (a) Antonio, huyeron. Y después de varios
días deambulando, desmoralizados, y sin armas, Rafael Mellado fue traicionado
por un conocido que le había cobijado en su casa. Y los otros dos, se
presentaron en el destacamento de la Guardia Civil de Santa Ana, cerca de
Salar.
Miguel García Caballero (a) Vicente, que había resultado herido en
el encuentro, fue localizado y muerto por la Guardia Civil el día 22 de marzo
en el barranco de Las Rozuelas, cerca de Salar.
Tras estos acontecimientos, el grupo
quedó totalmente desecho. Operando en la zona, tan sólo el grupo liderado por
Francisco Molina Cárdenas (a) Jorge.
Compuesto por siete guerrilleros casi todos de Salar.
16
de abril de 1951.
Encuentro
en el barranco Las Piedras.
Como les decíamos, Vicente enviado por Pablo para tratar de enlazar con la
cúpula guerrillera, llegó a la zona norte de Frigiliana, y contactó con el
grupo de Arturo. Por ello conocía los
lugares por donde merodeaban estos guerrilleros, y además había concertado una
cita con los mismos.
Así llevó a los guardias a la falda
oeste del cerro del Cisne, y los situó por donde sabía que habían de pasar los
guerrilleros. Incluso el mismo Vicente
participó activamente en el encuentro.
Barranco Las Piedras, al pie del cerro del Cisne.
Desde el lugar de los hechos, fueron
trasladados por el resto de compañeros hasta el barranco del Arco, donde
permanecieron un día. Pasando seguidamente a los Hoyos de Frigiliana, donde
igualmente permanecieron otro día. Seguidamente fueron trasladados a una cueva,
en el lugar conocido como umbría del Lobo, en la sierra de Nerja.
Sin atención médica ni medicamentos
apropiados para su curación, días después falleció Severo, y a los dos o tres días moriría Roca. Sus cadáveres fueron descubiertos, en estado casi esquelético
el 17 de junio de 1951.
11 de Mayo de 1951
Muerte de Francisco Bonilla Arrebola (a) Jacinto.
Como les decíamos Vicente acabaría entregándose y arrastrando con él a Jacinto. Ambos guerrilleros comenzaron a colaborar con las fuerzas de la Guardia Civil, pero Jacinto aprovechó una oportunidad que se le presentó, para escapar y volver a la sierra.
El 7 de mayo de 1951, se encontraba en el destacamento de la Guardia Civil en Lízar, junto al antiguo castillo de Frigiliana. Y el guerrillero escapó. Y llegó cerca de Salar donde fe abatido.
Muerte
de Gaspar en un apostadero.
5
de julio de 1951.
A pesar de su juventud, Gaspar siempre
había destacado por su lealtad a sus jefes. Y esta confianza le había permitido
en los años 1950 y 1951, ser jefe de una unidad. Pero como ya saben, el
tropiezo en el barranco Cordero, hizo que su grupo quedase reducido a la mitad
de sus efectivos.
El 4 de julio de 1951, Gaspar, Carlillos, y Silverio, a
los que se había unido José Álvarez Mesa, (a) Pascual, secuestraron a los hermanos José, y Manuel Jiménez Ruiz de
Nerja, por cuyo rescate habían obtenido 19.000 pts.
Los guardias lo localizarónc erca de Torrox y le dieron muerte.
Muerte
de Jorge y Carlillos.
16
de agosto de 1951.
Mediado el año 1951, muchos de los
guerrilleros destacados de la Agrupación, ya habían caído en diferentes
encuentros con la Guardia Civil. En esta ocasión fueron Francisco Molina
Cárdenas (a) Jorge, y Antonio Rojas
Álvarez (a) Carlillos.
Ocurrió no muy lejos de la localidad
granadina de Alhama de Granada. Cuando nos dirigimos desde ella hacia la
localidad de Agrón. Justo en el cruce con la carretera que conduce a Santa Cruz
del Comercio, a la derecha se encuentra el cortijo de Vallalta.
Enterada la Guardia Civil del hecho,
por un confidente, estableció el correspondiente servicio de cerco, que
finalmente acabaría con la vida de ambos guerrilleros y del secuestrado. Que
según la versión oficial era enlace de los primeros.
26
de agosto de 1951.
Encuentro
en las chorreras del cerro Gitano (Sierra de Cázulas).
En el servicio intervinieron dos
contrapartidas, una de ellas destacadas en el Alconocal Alto de Otívar, y otra
en Las Moratillas, más el grupo de montaña destacado en Cázulas.
Se apostaron las fuerzas de la
Guardia Civil, en las veredas y pasos en la zona del cerro Gitano, Chorreras,
Junta de los Ríos, y camino de Las Malezas, en pleno corazón de la accidentada
sierra de Cázulas. Uno de estos grupos se percató durante la noche del
movimiento del grupo de guerrilleros, y ya por la mañana, reconocieron el lugar
donde les vieron ocultarse. Al descubrir la Guardia Civil el lugar
donde se ubicaba el campamento, los guerrilleros también se percataron de su
presencia y trataron de cambiar de posición. En su desplazamiento se toparon
con uno de los apostaderos que les cortaba la posible retirada hacia la zona de
Las Malezas, con el que intercambiaron algunos disparos.
Al tratar de huir en otra dirección,
lo hicieron hacia donde estaba apostado el grueso de la fuerza de la Guardia Civil.
Después de un duro tiroteo los cuatro guerrilleros resultaron muertos.
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