domingo, 23 de noviembre de 2014

1951. La hora final.


Si el año 1950 resultaba nefasto para la Guerrilla, al año 1951 podemos considerarlo, con algunos matices, como el de su final.
Aunque quizás el número de guerrilleros muertos en encuentros fue menor, la mayoría los que murieron en 1951, eran de los más experimentados. Y todos ellos con varios años de permanencia en la lucha. Además en este año, y ante la inminente derrota, aumentaron las deserciones, y las incorporaciones fueron prácticamente inexistentes.
Por su parte las fuerzas del Régimen, estaban cada vez más habituadas a este tipo de lucha, con un personal más experimentado y conocedor de los apoyos de la Guerrilla en los pueblos.
Con esta perspectiva comenzaba este nuevo año, que iba a finalizar con la cúpula guerrillera detenida y encarcelada. En septiembre era detenido Roberto y Paquillo en Madrid, a donde marcharon con el objetivo de obtener la documentación necesaria, para la evacuación de los guerrilleros que aún se mantenían activos.
En diciembre eran detenidos en Málaga, Clemente, Felipe, Andrés, Ramón, Tomás, Guillermo, Ignacio, Pascual, Sebastián, y Jaime. Es decir el Estado Mayor, y los guerrilleros que en aquellos momentos constituían el llamado Grupo de Enlace.
En la lucha aún permanecía, aunque muy mermado, los restos del VII Batallón al mando Manuel Pérez Rubiño (a) Pablo. Este grupo de hombres se encontraba desconectado del Estado Mayor, desde mediados de 1950. Y aunque sufrieron numerosas bajas, aún se mantuvieron activos hasta junio de 1952, en que sus seis últimos integrantes lograron alcanzar la frontera francesa, y con ello la salvación.
17 de enero de 1951.
Encuentro en el barranco Cordero.
En aquellos crudos días del mes de enero, el grupo liderado por Antonio García Martín (a) Gaspar, había estado suministrando en uno de los cortijos próximos a Frigiliana. Posteriormente habían llegado hasta el pinar de Alcóncar, y desde allí se dirigieron hacia el cerro del Cisne. Su objetivo era llegar hasta el barranco Sin Salida donde se encontraba Roberto.
Precisamente aquel día el teniente de la Guardia Civil, jefe del segundo distrito del subsector, D. Rafael Domínguez Susín, había dispuesto por aquella zona, un servicio de reconocimiento y batida. Probablemente advertidos por los moradores del cortijo donde los guerrilleros se habían abastecido.
A pesar de haber adoptado las habituales medidas de seguridad, observando con los prismáticos la posible presencia de la Guardia Civil, no era habitual que los guerrilleros a plena luz del día, realizaran estos desplazamientos. El caso fue que fueron sorprendidos en el barranco Cordero.
El grupo estaba constituido por ocho miembros. Gaspar como jefe de grupo, sargento Antonio Rojas Álvarez (a) Carlillos, y como guerrilleros, Francisco Bonilla Arrebola (a) Jacinto, Ángel García Martín (a) Marcelo, Victoriano Sánchez Ramos (a) Isidro, José Pinilla Lara (a) Teodoro, Blas Martín Vozmediano (a) Blas, y Gerardo Molina Cárdenas (a) Claudio.

Pinar de Alcóncar. Al fondo el cerro Lucero
Cuando los guardias se percataron de que la partida subía por el barranco en el que ellos estaban, se camuflaron entre la vegetación y cuando se encontraban a corta distancia les hicieron fuego. Gaspar, Carlillos, Marcelo, y Jacinto, lograron escapar milagrosamente, aprovechando el accidentado terreno y su conocimiento del mismo.
Blas resultaría muerto en el acto, alcanzado por una ráfaga en la cabeza, y Gerardo recibió un disparo en el glúteo, y según su compañero Isidro, posteriormente rematado. Mientras tanto Isidro y Teodoro eran capturados, rodeados por los guardias y sin posibilidad de huir.
  

28 de enero de 1951.
Emboscada en el cortijo de Prados del Zorro.
Era, aquella noche del 27 de enero de 1951, una de las más crudas del invierno. La nieve y la ventisca azotaban a los pueblos del interior granadino, lo que obligó a un grupo de guerrilleros pertenecientes al VII Batallón a refugiarse en el cortijo Margarita, uno de las pequeñas edificaciones situadas en los Prados del Zorro, paraje situado a algo más de un kilómetro al sur de la localidad de Agrón, pero, según la causa judicial, en término municipal de Arenas del Rey.
El grupo era liderado por Juan Ortiz López (a) Valero, conocido en su pueblo Escúzar, como “El Negro Chiscate”. Este bravo guerrillero,  se vio obligado a incorporarse a las filas guerrilleras a comienzos del año 1948, cuando resultó implicado en los sucesos de Ventas de Huelma.
Juan Ortiz había sido un guerrillero que no se amilanaba con facilidad. Su valor hizo que Estado Mayor de la Agrupación, depositase en él la confianza para nombrarle subjefe del Grupo de Enlace en el año 1950, y posteriormente teniente de este grupo de hombres.
Le secundaba, como sargento del grupo, otro de los más experimentados guerrilleros de Agrón, Antonio García Romero (a) Bautista, conocido también en su pueblo por Lorigao. Se había enrolado en la Agrupación Guerrillera el 13 de enero de 1947.
Tumba de los caídos en el encuentro.
El servicio de cerco fue dirigido personalmente por el comandante del sector D. Antonio Díaz Carmona. Apoyado por tres tenientes, dos de la Guardia Civil y otro del Cuerpo de Regulares. El operativo estaba compuesto por un total de 65 hombres, 18 de ellos correspondientes al Tabor de Regulares de Larache, destacado por aquel entonces en las provincias de Granada y Málaga. Entre estas fuerzas al menos tres contrapartidas de la Guardia Civil, destacadas en los cortijos del Chato, Los Recaldes, y Garboso.
Para hacer méritos y mitigar su condena, participó en el servicio como práctico del terreno, el desertor de la guerrilla Manuel Martín Vargas (a) Felipillo.


23 de febrero de 1951.
Muerte de los guerrilleros Lorenzo y Cruz.
La traición de uno de sus colaboradores, en contacto con la Guardia Civil, provocó la muerte de estos dos experimentados guerrilleros en la cueva de San Antonio, en el paraje conocido como Los Campillos de Gorafe (Granada).
Como ya hemos descrito los días de la Agrupación Guerrillera estaban llegando a su fin. Prácticamente disgregada la organización, muchos de sus integrantes intentaron en solitario, o en pequeños grupos, su supervivencia. Esto indujo a estos guerrilleros, que se habían compenetrado muy bien desde que se conocieron, a buscar otros lugares más seguros.
Así se desplazaron a las montañas cercanas a Gorafe, localidad natal de Antonio Hernández García (a) Cruz. Se podría considerar que la zona estaba menos “quemada”, por estar algo alejada, de los territorios donde habitualmente operaba la Agrupación liderada por Roberto.
A principio de febrero de 1951, ambos guerrilleros llegaron al cortijo Abad, del término de Fonelas (Granada). Exigiendo al vecino del mismo, Antonio García Herrera, y a un hermano de éste llamado Victoriano, la cantidad de 40.000 pesetas, dos jamones, varios kilogramos de pan, y alguna prenda de vestir.
Este hecho puso a la Guardia Civil en la pista de ambos fugitivos. Y tras algunas pesquisas, lograron contactar con el mulero Antonio Martínez Alonso, que les había suministrado, en diferentes ocasiones, en una cueva donde habitaba. Tras la coacción de la Guardia Civil, accedió preparar la emboscada que originaría la muerte de los dos guerrilleros.

15 de marzo de 1951
Deserción de Vicente Martín Vozmediano (a) Vicente.
Sin duda uno de los hechos que contribuyeron a la caída de la Agrupación Guerrillera, fue la presentación a la Guardia Civil de Vicente Martín Vosmediano (a) Vicente.
La noche del 15 de marzo de 1951, estando la partida en el lugar conocido como pinar del Alcóncar, Vicente partió en compañía de su compañero Jacinto, con el pretexto de enlazar con Roberto. En lugar de ello, fue hasta Frigiliana y se entregó a la Guardia Civil. Habiendo engañado y desarmado previamente a su compañero, obligándole a hacer también su presentación.
Inmediatamente el capitán de la Guardia Civil, jefe del subsector, con base en Torrox, D. Manuel Prieto López, fue informado de la presentación de ambos guerrilleros. Y el astuto oficial, que anteriormente había estado a las órdenes de Eulogio Limia en la comandancia de Granada, era un experto en la lucha psicológica. Métodos que había aprendido en su etapa granadina, a las órdenes del teniente coronel referido. Como ejemplo, los panfletos distribuidos por la sierra, incitando a la deserción y a la traición a los principales dirigentes de la Agrupación, con la promesa de salvar la vida.

18 de marzo de 1951.
Encuentro en el barranco del Conejo (Salar).
El grupo de Galindo había sido algo mermado, tanto por las deserciones como por los encuentros con las fuerzas del Régimen. El 1 de febrero en un apostadero en la sierra de Loja, en el lugar conocido como El Manantial, moriría Julián Cruz Rodríguez (a) Patricio. El días 3 el propio hermano del jefe guerrillero, José Ruiz Almirón (a) Nico 3, escaparía del grupo, cerca de la sierra de Gibalto, haciendo su presentación a la Guardia Civil de Loja.
El resto de la partida, se encontraba aquella mañana en el barranco del Conejo. Un total de seis miembros, además del ya citado Francisco Ruiz Almirón, Miguel Moreno Ruiz (a) Cantueso, su lugarteniente y sargento del grupo. Así como los guerrilleros Rafael Mellado Montes (a) Mena 2, Miguel Cruz Rodríguez (a) Esteban, Manuel Tejero Miranda (a) Antonio, y Miguel García Caballero (a) Vicente.
Aquel día, un par de horas antes del suceso, transitaba por allí un vecino de Salar, al que ellos conocían con el apodo de El Gordito. Estuvieron conversando y fumando un cigarro con él, pero en lugar de retenerlo, como hubiese sido lo lógico, lo dejaron marchar. Eso sí bajo amenaza de muerte si los delataba.
Fueron alcanzados fatalmente Francisco Ruiz Almirón (a) Galindo, y Miguel Moreno Ruiz (a) Cantueso. El resto del grupo logró aprovechar una brecha dejada por los guardias en el cerco, y escaparon arroyo abajo, dejando abandonadas todas sus pertenencias.
Cortijo de Panes. Desde donde partieron los guardias.
Rafael Mellado Montes (a) Mena 2, Miguel Cruz Rodríguez (a) Esteban, y Manuel Tejero Miranda (a) Antonio, huyeron. Y después de varios días deambulando, desmoralizados, y sin armas, Rafael Mellado fue traicionado por un conocido que le había cobijado en su casa. Y los otros dos, se presentaron en el destacamento de la Guardia Civil de Santa Ana, cerca de Salar.
Miguel García Caballero (a) Vicente, que había resultado herido en el encuentro, fue localizado y muerto por la Guardia Civil el día 22 de marzo en el barranco de Las Rozuelas, cerca de Salar.
Tras estos acontecimientos, el grupo quedó totalmente desecho. Operando en la zona, tan sólo el grupo liderado por Francisco Molina Cárdenas (a) Jorge. Compuesto por siete guerrilleros casi todos de Salar.

16 de abril de 1951.
Encuentro en el barranco Las Piedras.
Como les decíamos, Vicente enviado por Pablo para tratar de enlazar con la cúpula guerrillera, llegó a la zona norte de Frigiliana, y contactó con el grupo de Arturo. Por ello conocía los lugares por donde merodeaban estos guerrilleros, y además había concertado una cita con los mismos.
Así llevó a los guardias a la falda oeste del cerro del Cisne, y los situó por donde sabía que habían de pasar los guerrilleros. Incluso el mismo Vicente participó activamente en el encuentro.

Barranco Las Piedras, al pie del cerro del Cisne. 

Desde el lugar de los hechos, fueron trasladados por el resto de compañeros hasta el barranco del Arco, donde permanecieron un día. Pasando seguidamente a los Hoyos de Frigiliana, donde igualmente permanecieron otro día. Seguidamente fueron trasladados a una cueva, en el lugar conocido como umbría del Lobo, en la sierra de Nerja.
Sin atención médica ni medicamentos apropiados para su curación, días después falleció Severo, y a los dos o tres días moriría Roca. Sus cadáveres fueron descubiertos, en estado casi esquelético el 17 de junio de 1951.

11 de Mayo de 1951
Muerte de Francisco Bonilla Arrebola (a) Jacinto.
Como les decíamos Vicente acabaría entregándose y arrastrando con él a Jacinto. Ambos guerrilleros comenzaron a colaborar con las fuerzas de la Guardia Civil, pero Jacinto aprovechó una oportunidad que se le presentó, para escapar y volver a la sierra.
El 7 de mayo de 1951, se encontraba en el destacamento de la Guardia Civil en Lízar, junto al antiguo castillo de Frigiliana. Y el guerrillero escapó. Y llegó cerca de Salar donde fe abatido.


Muerte de Gaspar en un apostadero.
5 de julio de 1951.
A pesar de su juventud, Gaspar siempre había destacado por su lealtad a sus jefes. Y esta confianza le había permitido en los años 1950 y 1951, ser jefe de una unidad. Pero como ya saben, el tropiezo en el barranco Cordero, hizo que su grupo quedase reducido a la mitad de sus efectivos.

El 4 de julio de 1951, Gaspar, Carlillos, y Silverio, a los que se había unido José Álvarez Mesa, (a) Pascual, secuestraron a los hermanos José, y Manuel Jiménez Ruiz de Nerja, por cuyo rescate habían obtenido 19.000 pts.
Los guardias lo localizarónc erca de Torrox y le dieron muerte.

Muerte de Jorge y Carlillos.
16 de agosto de 1951.
Mediado el año 1951, muchos de los guerrilleros destacados de la Agrupación, ya habían caído en diferentes encuentros con la Guardia Civil. En esta ocasión fueron Francisco Molina Cárdenas (a) Jorge, y Antonio Rojas Álvarez (a) Carlillos.
Ocurrió no muy lejos de la localidad granadina de Alhama de Granada. Cuando nos dirigimos desde ella hacia la localidad de Agrón. Justo en el cruce con la carretera que conduce a Santa Cruz del Comercio, a la derecha se encuentra el cortijo de Vallalta.
Enterada la Guardia Civil del hecho, por un confidente, estableció el correspondiente servicio de cerco, que finalmente acabaría con la vida de ambos guerrilleros y del secuestrado. Que según la versión oficial era enlace de los primeros.

26 de agosto de 1951.
Encuentro en las chorreras del cerro Gitano (Sierra de Cázulas).
En el servicio intervinieron dos contrapartidas, una de ellas destacadas en el Alconocal Alto de Otívar, y otra en Las Moratillas, más el grupo de montaña destacado en Cázulas.
Se apostaron las fuerzas de la Guardia Civil, en las veredas y pasos en la zona del cerro Gitano, Chorreras, Junta de los Ríos, y camino de Las Malezas, en pleno corazón de la accidentada sierra de Cázulas. Uno de estos grupos se percató durante la noche del movimiento del grupo de guerrilleros, y ya por la mañana, reconocieron el lugar donde les vieron ocultarse. Al descubrir la Guardia Civil el lugar donde se ubicaba el campamento, los guerrilleros también se percataron de su presencia y trataron de cambiar de posición. En su desplazamiento se toparon con uno de los apostaderos que les cortaba la posible retirada hacia la zona de Las Malezas, con el que intercambiaron algunos disparos.
Al tratar de huir en otra dirección, lo hicieron hacia donde estaba apostado el grueso de la fuerza de la Guardia Civil. Después de un duro tiroteo los cuatro guerrilleros resultaron muertos.









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